Cuando
la Sonrisa se va
Regularmente
vemos textos y oímos a personas que nos quieren ayudar a mantenernos
animados, positivos ante las diferentes situaciones adversas que nos
toca vivir, por ejemplo una falla en nuestra salud, la falta de
empleo, la muerte de un ser querido, o lo que es la moda más
reciente, el movimiento migratorio de un ser al que necesitas y amas
con todas tus fuerzas, como un hijo, un hermano, una madre o un
padre; en general cualquier situación que represente un cambio y que
nos obligue de manera negativa a enfrentar una realidad que quizás
no quisiéramos aceptar. Esos textos y esas personas nos hablan como
sí las anteriores descritas fuesen situaciones verdaderamente
fáciles de manejar, pero la verdad es que no lo son, esas situaciones son
las peores para vivirlas y sabemos que hay muchas personas que no las
viven, gente que llega a viejos y afortunadamente no “sufrieron la
vida” cómo nos esta tocando hacerlo a nosotros y a pesar que
sabemos que hay situaciones peores, cómo vivir en zona de guerra,
haber nacido 500 años atrás en la época de la colonia y la
esclavitud y ser negro o aborigen; o inclusive mas recientemente
nacer negro en los Estados Unidos o pobre en latinoamerica, las
situaciones que nos quitan la sonrisa a cada uno son particularmente
las peores que nos toca enfrentar y lo justo es no menos preciarlas
usando el argumento que indica que “nuestros problemas no son
los peores problemas del mundo”, son nuestros problemas,
nuestros grandes problemas, nuestras calamidades y como tal debemos
aceptarlas y manejarlas, quizás algunas veces solo necesitemos un
tiempo para sentarnos al borde de las ideas y observar nuestro
huracán, entender qué rumbo lleva y no pretender con soberbia
controlarlo, porque sí fallamos en mantener ese control llegará la
decepción, y la acumulación de frustraciones por decepción acaban
por quitarle o camuflar el sentido de la vida.
En
las últimas semanas he escuchado de casos en los que personas
aparentemente bien posicionadas, “sin problemas”, han decidido
morir y lo han logrado, no se los critico, de verdad considero que
cada persona puede hacer lo que mejor le parezca con su existencia,
tiene derecho a vivir o a dejar de hacerlo por su propia voluntad,
escucho a muchos decir que los suicidas son cobardes, yo no diría lo
mismo, yo soy cobarde a morir, creo que intentaré extender la vida
hasta el final de ella, sin adelantarlo, sin importar el cansancio
que pueda tener, hasta ahora el instinto me ha dicho siempre que
quiero vivir, pero entiendo que no todos somos iguales. Me pregunto
entonces, por qué acabar con la vida? Por tristeza? Pero la tristeza
es pasajera, al igual que la felicidad, Por qué sí se hace algo
para dejar de sufrir la tristeza, no se hace nada para continuar
viviendo la felicidad? Se piensa que la felicidad es pasajera y por
eso se acaba, qué le hizo pensar a los suicidas que la tristeza
sería eterna? No es lógico pensar que también la tristeza se
acabará al igual que lo hizo en su momento la felicidad?
No
conocemos nada sobre lo que viene, sí es que viene algo, luego de
vivir. El hombre tiene conciencia de la muerte desde hace más de
10 mil años, aún no sabemos nada de ella, pero tarde o temprano la
vamos a encontrar, entonces por qué buscarla sí ella nos conseguirá
sola? No es mejor esperarla tranquilos, con la música que nos
emociona, pensando en las personas que quisimos, las aventuras que
tuvimos, los besos que nos dieron, las lágrimas que derramamos y que
entendemos que no hicieron falta más que para liberarnos de su
carga, felices de que la sorteamos hasta el final, complacidos de
que no cedimos, llegó porque tenía que llegar y sí nos alcanza
mientras corremos, es porque nos hizo trampa, y así aunque ella se
sienta ganadora, no lo fue.
Sí
eres una de esas personas que ha pensado en decir adiós para siempre
antes de tiempo, dime qué quieres que ocurra luego de tu partida, yo
te diré lo que no va a ocurrir porque no vas a estar allí para
hacerlo. Sólo piénsalo, igual la muerte te alcanzará, mejor
recibela luego con la sonrisa que alguna vez se fue y que verás que
repentinamente volvió.
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